23 de noviembre de 2009
17 de noviembre de 2009
Woman like a Man
14 de noviembre de 2009
Flicking.
Porque no tengo dinero ni nada que dar, lo único que tengo son ganas de ver la tele.
Entonces me dispuse a hacerlo y como siempre estoy rayada.
A continuación, una pequeña reseña de todas ellas.
Bobby.
Emilio Estevez siempre me pareció el miembro menos apreciado y suertudo de la famosísima familia Sheen. Martin y Charlie gozan de credibilidad (más el padre que el hijo) y de legendaria admiración por diferentes motivos. Lo cual no ocurrió con el actor de Mighty Ducks que ha fallado catastróficamente a lo largo de los años. Afortunadamente, las cosas empiezan a aclararse con Bobby. Que Estevez se quedé atrás de la cámara porque ahí si sirve. Y atrás del papel también.
Bobby transcurre durante la noche del asesinato de Robert Kennedy. El segundo caballero del Camelot americano que se ha incrustado en la memoria de una generación gracias a la tragedia. Todo comienza en la mañana del día de la elección presidencial de 1968. En el que los demócratas gringos apostaban por un nuevo héroe de masas que prometía sacar a los muchachos de Vietnam. La emoción y nerviosismo desborados de una nación están apropiadamente narrados con el uso de imágen de archivo que muestran al verdadero Bobby, contrario a la tendencia comprensible de buscarse a un actor que lo interprete. Porque una figura como la suya es imposible de representarse.
Nunca vemos a un Bobby de "carne y hueso" en términos cinematográficos. Solo se habla y se vive alrededor suyo. Y alrededor del hotel Ambassador, casa de cientos de caras conocidas de la época como Rita Hayworth o Frank Sinatra.
Es entonces que empieza el desfile de un all star cast que cumplen con su tarea, se complementan entre si y procuran no robarse cámara. Anthony Hopkins (speechless) aparece como el viejo que vive de recuerdos como gerente del hotel. Lo acompaña William H. Macy (maravilloso como siempre) que está casado con Sharon Stone (fantástica como en sus glorias de Casino) la estilista del Ambassador, misma que compite con una hermosa operadora telefónica, Heather Graham (de ensueño, como acostumbra) por el amor de su marido.
Stone trata con Lindsay Lohan (inesperadamente perfecta) una joven novia que va a casarse con Elijah Wood (heartbreaking) para salvarle la vida en una boda improvisada. Del otro lado del hotel, cuatro jovenes que forman parte de la campaña de Bobby asimilan el stress de maneras completamente distintas. De los cuatro Shia LaBeaouf y Joshua Jackson le callan la boca a todos sus críticos.
Además Demi Moore aparece como diva caída en el alcohol, mala esposa y all time fantastic bitch (role fits like a glove) casada con un empequenecido Estevez que la acompaña en sus tours de cantante por el país. Por su lado, una pareja de gringos big shots compuesta por Helen Hunt y Martin Sheen (excelentes ambos y juntos) representan a la "gente bien" de izquierda. Además sale Ashton Kutcher de hippie drogadicto (no le queda un carajo, no se la compras y se nota que lo enjaretó su marida) en un papel completamente injustificado.
Fuera de Kutcher, todos los involucrados cuentan su historia hora tras hora. Hasta llegar al momento cúspide del asesinato en el cual todas ellas terminan. Gloriosamente. Incluyendo una metáfora of the man himself. El rey Arturo de la película, un jóven mexicano ayudante de cocina, que resulta ser un ser humano de primera con un futuro brillante, que al contrario de los Kennedy, llegará a concretarse.
Un precioso guión. Un bien pensado reparto. Un joven y talentoso director de actores. Si bien la película no destaca por su música o su fotografía, ambas cumplen con su cometido. Definitivamente buena. Muy, muy buena.
2. Carandiru.
Una co-producción gringa y brasileña llevó a la pantalla la historia de Drauzio Varella, un joven médico que visitó la prisión más grande de latinoamerica a principios de los 90 y se llevó mucho más que aprendizaje sobre SIDA.
A lo largo de dos horas, Carandiru cuenta las vidas de los reos de una cárcel manejada más por ellos que por los guardias, que a pesar de cualquier cosa, era mucho más armoniosa que lo que cualquiera pudiera imaginarse.
Ladrones y asesinos se convierten en entrañables amigos a pesar de las deudas cobradas a navajazos. Para matar a uno hay que pedirle permiso a los otros. Para llevarla bien, hay que hacer algo con uno. Desde trabajar en la cocina, hasta festejar a los travestis que se enamoran de los ayudantes de la clínica y celebran rosadas bodas entre las celdas.
Carandiru es más que la crónica de una motín que terminó en el asesinato de 110 hombres. Es una hermosa película perfectamente musicalizada, sumamente divertida, excelentemente actuada y de una fotografía impecable. Nunca un adicto surfo y loco, un ladrón carnicero y un mujeriego desmedido habían sido tan encantadores.
3. Memories.
El creador de Akira hizo un película animada compuesta por tres historias de ciencia ficción muy diferentes en su enfoque, pero indudablemente críticas del "sistema".
La primera cuenta la aventura de un par de navegantes espaciales que son atraidos por la hermosa voz de una cantante de Ópera como los marineros hicieran con las sirenas griegas. En vez de cabeza de mujer y cuerpo de ave, Madame es inmortal en un juego de hologramas compuestos por recuerdos.
La segunda es una fábula fantástica de un ingenuo chico que se convierte en un arma biológica gracias a un terrible accidente ocasionado por una confusión. Un idiota trabajador de laboratorio toma una píldora diseñada por encargo gubernamental y despide un olor que mata a todo ser vivo pero provoca que todas las flores se abran hasta en el invierno más cruel. Obviamente el gobierno gringo está involucrado.
La tercera es el relato de una ciudad dedicada enteramente a un complicado sistema en el cual hacen funcionar enormes cañones que no van a ningún lado. Sus habitantes viven engañados por una guerra ficticia. Algo así como a Brave New World pero un poco más culero. La animación es la más chingona de las tres.
Los japoneses están locos. Sólo a alguien de las islitas orientales se le ocurren cosas así. La neta, está poca madre.
4. Bride Wars
Una pendejada. Pero me encantan las películas de bodas. Y amo a Anne Hathaway. Y The Plaza. Y los hermosos vestidos de Vera Wang. Tiene todo lo que podría esperarse de ella.
Dos amigas que han soñado con ser June Brides por los siglos de siglos van a casarse finalmente. La rubia es una loca controladora y la morena es una chica linda que se destapa por fin. Resulta que por un error de la wedding planner sus bodas se agendan para el mismo día. Entonces empieza la batalla en la que se hacen maldades una a la otra como pintarse el pelo de azul, quedar naranjas del bronceado, hacer engordar a la otra y cambiar el video de la boda por el de una parranda loca de Spring Break.
TOTAL CHICK FLICK.
Pero soy fan como era de esperarse. No todas las películas tienen que ser obras de arte.
Ya me cansé y me duele la espalda.
Besos de celuloide.
Bye.
5 de noviembre de 2009
Del entrañable victimario.
Me gustan las buenas actuaciones, la impecable fotografía, las narrativas que atrapan y la maestría que lo reúne todo. Por eso me gusta tanto el trabajo de un adorado polaco que le ha brindado al mundo joyas memorables. El genio de Roman Polanski es innegable para todo aquel que disfrute el buen cine.
Un trabajo tan brillante, sólo puede venir de una mente equiparable y probablemente, de una vida fascinante. El director prófugo es dueño de ambas cualidades.
Roman Polanski es un sobreviviente del holocausto que empezó a hacer cine en la dura y socialista Polonia de los años 60.
Fue elogiado en Francia, impulsó su reputación como director de filmes de suspenso en Inglaterra y finalmente dio el salto directo a los premios de la academia norteamericana en los años 70. Establecido en Los Ángeles, Polanski se casó con una hermosa y joven actriz, Sharon Tate.
Desafortunadamente, el nombre de su amada pasaría a la historia por ser víctima de uno de los criminales más brutales del siglo XX, Charles Manson.
Pasada la tragedia, Polanski siguió trabajando, creando una impresionante versión de Macbeth, un tributo a su fallecida esposa con Tess (multipremiada en su tiempo) y eventualmente, establecido en Francia llevaría a la pantalla grandes éxitos como The Ninth Gate, Oliver Twist y el Pianista.
Todo este perfil resulta entrañable para cualquiera. Padre de familia, respetado profesionista y carismático personaje. Para un mundo bombardeado por series de policías que persiguen a maniáticos sexuales, a sectas, que encuentran cadáveres en refrigeradores y demás pesadillas, alguien como Polanski sería el último que pensáramos es el “malo” de la película.
Sin embargo, la memoria de una mujer de 31 años indica lo contrario. En 1977 el director llevó a una chica de 13 a la apartada casa de Jack Nicholson. Con la excusa de tomarle unas fotografías artísticas, le dio un poco de vino y sedantes, para proseguir a abusar sexualmente de ella. Cuando lo anterior salió a la luz, Polanski fue acusado de un total de seis delitos y amenazado de ser encarcelado y extraditado. El director se adelantó y pasó 25 años en Francia.
Desde que lo aprehendieron, la pregunta vuela en el aire ¿Merece Polanski la cárcel? La víctima del abuso sexual lo ha perdonado ya (o más bien se ha hartado del acoso de la prensa y quiere llevar una vida normal), el tiempo ha pasado y Roman ha sufrido lo suficiente. Suena convincente, pero no lo es.
Acorde a las leyes californianas (y todas las demás de cualquier manera) el estado es el que decide cuando alguien es culpable y no lo es. Los que lo defienden, afirman que el mismo gobierno norteamericano es culpable de un sinfín de delitos que se pasan por alto y son los últimos en poder juzgar a nadie.
Finalmente la ley es la ley. Y el delito, lo fue, admitido por el acusado. Por muy talentoso que resulte el cineasta y por mucho que haya hecho todo por remendar lo sucedido, violar a una persona es inaceptable. Está penado por leyes de todo el mundo. Y violar a una menor de edad es igual o más grave talvez.
Independientemente del castigo, lo ocurrido el 11 de marzo de 1977 merece ser revisado y el culpable debe hacerse responsable. Es lo justo, sea Polanski quien sea. Aunque Chinatown te haya erizado la piel y Rosemary’s Baby sea un clásico, su creador abusó de una menor de edad y eso no puede borrarlo ningún rollo cinematográfico por más magistral que resulte.
P.D. Lo prometido es deuda.
4 de noviembre de 2009
Check list.
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