26 de agosto de 2008

Desde hace meses uso blackle.com como navegador en home por aquello del ahorro de energía.
Resulta que las pantallas negras provocan un menor jalón electrico, que por ende es benéfico para el planeta.
No podía quedarme atrás con la renovación super-green seductril.
Saludos y se reciben mentadas de madre.

22 de agosto de 2008

Y que la Seductra se enamora


Yes I've run a mile in my head
Didn't listen to the things that you said
But it's the simple things that make you smile
It's the simple things that make you smile
Amo esta ciudad y sé que me contradigo. Odio su tráfico, sus ladrones, su injusticia y su olor perpetuo a basura. Pero amo todo eso a la vez. Amo sus calles destruidas por raíces de jacarandas, las mismas que florecen una vez al año y hacen alfombras color lila para todos.

Me gusta ver a las chicas lindas con ojos de mosca que caminan presurosas sobre la alfombra a bordo de zapatos planos y piernas rígidas y cortas como tuberías. Mismas que pasan las manos sobre la pintura carcomida de las fachadas citadinas, y que asoman sus manos de uñas de bruja por los ventanales de complicidades secretas.

Esas ventanas con muebles de otras décadas y alfombras olorosas, protegidas por herrerías curvilíneas teñidas de naranja. Detrás de las cuales viven mujeres contadas por millones, de esas que sonríen con la nariz y los labios como si fueran ciegas de todo aquello.

De las que te encuentras todos los días, por todas las avenidas, bulevares, calles y callejones. Pero que son más hermosas de noche, sobre todo cuando caminan por 5 de Mayo y 20 de Noviembre y todo el calendario que conforma el centro de su amada ciudad. Porque el centro es fantasmal y viejo cuando anochece. Se disimula la mugre y el desorden, y pareciera una fotografía de los 40, de esas que retocaban con pinceles.

No importa la estación, el centro siempre es igual de frío y azul por la noche. De cualquier manera, en esta ciudad no tenemos limitantes de tiempo. Cada día despertamos de primavera, comemos de verano, paseamos de otoño y dormimos de invierno.

Y en ese otoño o primavera, la ciudad se ve diferente. Y se escucha también. Porque en medio de Periférico se encuentra el caos silente. Ese sonido de nada que de repente se aparece en las orejas y se mete en las pupilas. Al igual que cuando uno se acerca a uno de esos gigantes de concreto, de pronto llega una banda ensayista de ritmos entequilados.

Ritmos que hacen bailar a los niños en transición. Ellas de uniforme escolar, zapatos de muñeca y peinados deshechos que huelen a flores. Ellos de torso orgulloso, almidonado, con zapatos suaves como sus ojos de ensueño. Sueños despiertos de los tímidos que se convierten en hombres. Y que ojalá nunca lo hicieran.

Porque dejarán de meterse a los caserones de otras épocas. De explorar y enamorarse y pintar los muros de tiempos pasados. Y de hacer ramitos de flores malignas de las que crecen valientes en los camellones.

Las mismas que pisan presurosas las piernas entaconadas con velos raídos. Ellas, las que se enamoraron a cuentagotas de 15 de los barbones de lomo cansado y corbatas orgullosas. Correspondido el sudor de la piel canela.

La piel que se convierte en muro en las paradas gastronómicas de techos coloridos. Las que hay en todos lados, porque si en algo tienen razón los ojos verdes de Murcia es en eso: “En México se puede comer a toda hora y en todos lados”. Y se puede comer sin masticar, con olores de aceite y cebolla que se impregnan en el alma.

Como se les ha impregnado a nuestros extranjeros que caminan fascinados y aterrados como niños; por las calles, en los museos, en las casas de la ciudad. Cuya memoria ha quedado estática, como la tuya y la mía, de la majestuosa enormidad de la Ciudad de México.
But it's the simple things
It's the simple things that make you smile
It's the simple things
It's the simple things that make you smile

Un beso citadino. Bye.

"Esta ciudad es surrealista"- Cecilia