21 de junio de 2011

Y

Despedirse es inevitable, nada permanece.

Algunas despedidas no sabes que lo son hasta después. Otras más se anuncian.
Otras no pueden creerse.
Unas son largas, otras cortitas, simplonas.
A veces son necesarias, benéficas por las heridas que cierran. Esas que dejan cicatrices grandotas que recuerdas cuando hay frío.
Hay algunas que nunca se entienden, que nunca se perdonan.
Hay unas que son más importantes que otras. Y una, que es la más importante de todas.
Hay otras furiosas, gritonas, derrotadas.
Muchas más son apasionadamente rebatidas, postergadas.

Además ninguna es igual, porque todas duelen diferente.

A veces se lloran en conjunto, pero más bien se lloran en solitario.
Algunas apenas humedecen los ojos, se olvidan de inmediato. Como cuando te pegas en los dedos de los pies con la esquina de la cama.
Unas más se lloran por entregas.
También se lloran en seco. En silencio. Acompañan los pasos, los olores, los sabores, los lugares.
Otras se lloran con dolor profundo, se sienten como un yunque que destruye la garganta. Uno que provoca lágrimas saladas, silentes. De esas que resbalan tibias hasta el escote, que no se detienen. Que se lloran por saberte llorando con tantísima tristeza. Con tantísima resignación.

Así te lloré yo.

Después de una despedida muy larga. Una apasionadamente rebatida y postergada. Anunciada, pero de las que no pueden creerse. La furiosa, gritona, derrotada. Esa que me duele cuando hay frío. Que me destruyó la garganta y las entrañas. Que me hizo temblar la boca y tocarme el corazón de tantísimo escondido dolor. Que provocó se me mojara el escote y enmudecieran mis sollozos. Calladita de resignación y de luto.

Esa que hace que siempre haya Ys de más en todos mis textos. Como tú y yo. Siempre TÚ más YO.

Nuestra despedida, la imperdonable.
La necesaria.

La última.

4 comentarios:

  1. tssss... reviví una despedida... =( =) =S ;( :) ;S

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  3. Tu post me llegó... :S Siempre que vivo una experiencia de ese tipo la sufro, pero de volada la encierro en el frasquito negro que no se vuelve a abrir... o que evito abrir y se pierde en el olvido... temporal jeje. Me late como escribes, seductora.

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  4. "Uno se despide, insensiblemente
    de pequellas cosas
    lo mismo que un arbol
    que en tiempo de otoño
    se queda sin hojas
    al fin la tristeza es la muerte lenta
    de las simples cosas
    y esas cosas simples
    que quedan doliendo
    en el corazón (continúa)"

    Canción de las Simples Cosas - Mercedes Sosa

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