5 de febrero de 2010

En la orilla del Rio Bravo...

Ya lo he dicho antes, pero para quienes no lo sepan, resulta que mi familia proviene (al menos en 1/2) de Ciudad Juárez, Chihuahua. Es por eso que me siento sumamente ligada a la trágica ciudad que todo el mundo conoce por su sangrienta aparición noticiosa desde hace tanto tiempo.

Mi papá nació de madre francesa y padre de nacionalidad desconocida (pensamos que Salvadoreña, pero who knows) cuando Juárez era todavía un ranchito fronterizo. De su infancia en la ciudad hay mucho que contar, pero destacan algunas historias divertidas, como su paso por California vestido de George Harrison o su amistad de largos años con su vecino Juan Gabriel (si, el de Querida). Con cuatro hermanas, clima desértico, paisanos con conflictos de identidad y la carga de un pueblo sumamente orgulloso, es que se formó un hombre que tuvo a bien criarme como norteña desubicada y amante de las palabras.

Mi primer viaje en avión aterrizó justamente en el pequeño aeropuerto con vista al Paso y fue donde celebré mi cumpleaños número tres. Es ahí también donde probé menudo y me enamoré para siempre, me hice adicta a las baratas del mall de Chulavista, aprendí a bailar quebradita y hasta me bajé la peda con burritos callejeros. Mi prima favorita vive allá y el modelo de prince charming (su hermano) también. Es en ciudad Juárez donde mi papá volvió a tratar de dar esperanzas a los que quedaron de las muertas y donde yo siempre he sido muy feliz.

Es por eso que me duele tanto cada vez que se mencionan los barrios donde anduve de pequeña y de adolescente sin preocupaciones, para hablar de asesinatos, violencia y crímenes sin resolver. Desafortunadamente para los que viven ahí, los que vienen de ahí y los que venimos de los que vienen, se le ha hecho un mal nombre por unos cuantos.

En Ciudad Juárez ha habido toque de queda, han matado a un bebé en brazos de su padre, se han amenazado bandas de narcotraficantes y asesinos con mantas colgadas en puentes peatonales y se ha poblado la ciudad de cruces rosas con nombres de mujeres asesinadas. A pesar de todo lo anterior, de las visitas de Salmita y de Jane Fonda, los cientos de películas, obras de teatro y demás manifestaciones por salvar a la ciudad de sus invasores, no ha pasado ni pasará nada.

Uno de los tantos intentos de esclarecer el problema de las muertas, terminó en un funcionario público diciendo que aquellas se lo buscaban por usar minifaldas, aunado al hecho que todos los archivos de todos los casos junto con los restos, se quemaron misteriosamente hace unos años. Los casos no pueden resolverse porque no hay nueva evidencia y la violencia es tal que seguir una sola línea de investigación es imposible. En pocas palabras, la justicia para las muertas se ha convertido en un camino laberíntico que aparenta no tener fin.

Por si fuera poco, ahora existe la alarma de la masacre de 15 inocentes y nadie acaba de entender los motivos. Mientras tanto nuestro presidente (por el que aclaro, YO no voté) se restringe a dar declaraciones tibias y a mirar para otro lado. Mientras tanto, los estudiantes, profesores, profesionistas, artistas, intelectuales, chicas guapas y demás fauna juarila se acostumbra a vivir en peligro constante y resignaciones injustas.

Como Cynthia (mi prima) alguna vez me dijo cuando le pregunté por las cruces rosas: "Aquí pasa de todo, pero nunca va a pasar nada". Y a pesar de todo, la maravillosa gente aficionada a los Indios se queda allá, tratando de criar a sus familias y esperando que la vida, algún día sea mejor.

5 comentarios:

  1. De la inteligencia de los funcionarios públicos de Cd. Juaréz a la del mismísimo primer minisitro de un país primermundista, no hay mucho trecho.

    http://www.elmundo.es/elmundo/2009/01/25/internacional/1232912479.html

    Keep writing ! : )

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  2. Efectivamente es triste no poder hacer nada y ver como pasan cosas tan terribles por allá, no tengo familia en Juárez, pero uno de mis más grandes amores se fue a vivir allá y cada que hablo con él me da tanto gusto saber que está bien a pesar de todo lo que vive.
    Ojalá que algún día podamos vivir tranquilos.

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  3. Lástima que el Juárez que mencionas haya quedado en el pasado. Es muy doloroso todo lo que se vive. Aunado a la indiferencia de autoridades y ciudadanía se convierte en una espiral silenciosa sin fin. Me da impotencia no poder hacer nada. Es muy triste. -Andy

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  4. Gracias Andy. Estamos en las misas.

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  5. Ja. No querido Ury, no lo hay. Y si, sigo escribiendo. ¡Gracias por venir!

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