Did you sweep us far from your feet
Reset in stone this stark belief
Salted eyes and a sordid dye
Too many years
Si, es adictivo. O se me convirtió en hábito. O es algo así como una emigración necesaria de la especie (o de mi especie anyway). Regresé a Coachella el tercer año consecutivo. Esta vez me lo pagué yo solita con mis morlacos ganados a teclazos. Y que rico me supo cada sudoroso minuto. Querías ser yo cada puto minuto.
Si, se repitió como cada año el vía crucis para llegar al mentado desierto Californiano. Volví a lidiar con policías malencarados de frontera, con chicanos sordos a mi lengua materna y con muchos red necks por demás huraños, con pelo parado y mirada de gato desconfiado. Pero también estuve contentísima en la tierra del sonsonete amabilísimo: el "Hi! May I help you?", "Everything ok here ladies?", "Cool", "Dude", "Man", "B-bye" y todo lo demás tan bonito.
Si, de nuevo cambié de compañía de roadtrip. Y resultó maravillosamente atinada. Por primera vez me trepé a un RV (que para mi disappointment silencioso no era rosa como el de la Barbie), dormí dentro, comí y me emborraché también. Anduve caminando en medio de dos gemelitas de lo más encantador y la chica con ojitos de Bambi que me trajo consigo emoción de antaño e ilusión de niños. Como ya es deliciosa costumbre, Ms. Yellow me llevó de la mano en otro magical mistery tour y como siempre fue protagonista de mi viaje.
Si, todo fue como antes, pero como nunca. La banda de Coachella siempre es la misma, porque la vibra es igual de mágica. Todos vamos a la tierra musical de nunca jamás a escuchar lo igual o lo absolutamente opuesto. Nadie proviene del jardín de los colores, las drogas y las pantallotas, pero todos somos ciudadanos. Se escuchan palabras propias de alfabetos y pronunciaciones extranjeras, pero al final todos hablamos el mismo idioma.
Y si, que forever y que mamona. Pero cada vez que estoy de vuelta quiero volver al día siguiente. Pero sé que es mejor esperar a la temporada migratoria la próxima primavera porque así me sabe más rico y hay más sorpresas.
Y si, hablando de sorpresas me llevé la mía que me ha callado el hocico con cinta aislante. Si, vi a Café Tacvba. Y no, no me arrepiento. Fue uno de los highlights de mi Coachella 2008. Cantaron unas muy conocidas para mi y unas no tanto. Prendieron como pocos a los presentes y se unió mucha gentuza no-mexican a bailotear al son de su Ingrata y su Chilanga banda. Gozadera pura y absoluta. Los chicos más feos de Satélite me alegraron el medio día y a muchos más le sacaron la misma sonrisota y bailongo.
Y si, también vi a The Verve. Y si...cerraron con "Bitter Sweet Symphony". Y ha sido de los momentos más hermosos de mis últimos días. Aparecieron Richard Ashcroft y su prole después de 10 años de disolverse. Mi versión de la mala pasada de The Rolling Stones y su demanda multimillonaria como causante de la muerte de la bandita inglesa, fue puesta en duda con la que habla de la mamoneria de Mr. Ashcroft, pero como sea, cualquiera de las dos son historia. Historia de una década. Porque como les gusta a los organizadores del festival de Indio, los chicos se reunieron después de muchos años con todo. Tocaron en el Main Stage de noche, con luces verdes y amarillas, y a veces unas blancas, cegadoras que dejaban ver las caritas de todos los que cantaban. Y una tras otra se escucharon "Weeping Willows", "Sonnet" y "The Drugs don't work" y yo lloraba por dentro. Finalmente Ashcroft dio las gracias, dijo que estaban de vuelta, y afirmo que la vida es agridulce. De pronto, empezaron los violines que todo ser que estaba vivo en 1998 conoce...Parecía que todo el Empire Field cantaba, primero a susurros y luego a gritos. Todos salimos contentos.
También vi a M.I.A. y lástima que se escuchaba tan culero. Pero que buen chou, y que buenas luces y que buena es "Boyz". Y he hablado tanto de la mentada morenita, que no voy a entrar en detalles.
Y si, se me hizo ver a Múm y son todo lo bonito que prometían ser en mis archivos y discos automóviles (btw me robaron el stereo y sigo muy de malas por ende). Son un grupo de unos cinco o seis chicos con ropa fea e instrumentos brillantes, que cantan y bailan y hacen música de niños y para niños. Por que todos estábamos viendo como tales el escenario sin florituras. Cómo la primera vez que vas al cine o comes pastel de chocolate.
Y seguidito de la cajita de música se apareció la rubia más increíble, (Madonna versión 2.0) de todo el maldito concierto de tres días: Ms. Alison Goldfrapp, la del dúo del mismo nombre. El escenario era rosa, ella era rosa también y como era de esperarse la música sonaba del mismo color. Rosa de muchos tonos e intenciones, pero rosa al fin. La Goldfrapp canta igualito que en mis discos, pero más chido y además se echó un repertorio amplio de muchos años de producción. Ufff.
Y vimos también pedacitos de Tegan and Sara y Hot Chip. Y nos gustaron mucho. La gente bailoteaba y coreaba y pasaban todas las cosas buenas que deben pasar en un buen concierto. Y me acordé mucho de Regina Spektor en el primer caso, y de Ladytron en el segundo, aunque no tengan que ver musicalmente los vi de colores similares. Y se sintió bien en la panza de la Seductra.
Y si, cantó Prince. Y que fuerte que fue. Todo Coachella estaba impactado con su majestad el rey del funk, que te caiga bien o te cague, (por las incontables razones que es detestable) es imposible retirarle los ojos de encima. El hombre del simbolito por nombre apareció entejuelado, maquillado, rodeado de músicos prodigio y coristas con voces equiparables a su vestuario. El "artista" cantó mucho más tiempo de lo esperado, porque...pues porque es Prince, y dejó al público asistente por demás atarantado.
Y si, vimos muchas pequeñas y grandes bandas más, pero me muero de ganas de enloquecer de nuevo por la más chingona de todas. Me queda claro que muchos no estarán de acuerdo y rebatirán mis opiniones, pero lo mejor de todo Coachella en mi vida para siempre jamás fue Portishead. La banda más oscura de mi discografía tuvo su primera presentación masiva en una década, y vaya que le sacaron provecho. El público estaba calladito tarareando muy bajito cada rola, aplaudiendo eufóricamente al final. Doña Beth Gibbons se acomodó con ojos cerrados, pelo lacio y cutis perfecto en medio del main stage acompañada del resto de la banda maravilla. A lo largo de una hora pasaron por todas las que debían tocar, con una estética sellada por la altísima P que los distingue. Impecable. Maravilloso. No puedo decir nada más.
Y si, al final vi a Roger Waters, y como siempre el hombre de Pink Floyd hace su chamba. Lo había visto antes y me quito largamente el sombrero. Cerdito volador, papelitos voladores, visuales impresionantes, contenidos politicosos, homenajes, anécdotas de otro siglo y rock progresivo con todo.
Y no, el regreso no fue menos emocionante. Pedimos ride saliendo del fest y nos llevó un drogadicto angelino muy encantador, de nombre Randy. Con todo y ofrecimiento de space cake, aparición de drogas preescritas, anécdotas de viajes ácidos y grabación reciente de Portishead en vivo. Una hora de mucha angustia, aventuras y escenas selectas de la temporada.
Y si, me voy. Y si, regreso el próximo año.
But don't despair this day, will be their damnedest day
Ooh, if you take these things from me...
Un beso musical.
Bye.
"What's my name?"-Prince
The Destination Unknown
Pues si, yo si queria ser tu a cada puto minuto, pero siempre me queda el consuelo de que contarás algo a tu regreso, y espero quitarme eso de "yo no tengo nada que hacer a ese país" y renovar mi visa, porque me he perdido de cosas maravillosas, me moría de ganas de ver de nuevo a Roger Waters, a The Verve y Portishead por primera vez... espero tener suerte y encontrármelos en alguna ocasión.
ResponderEliminarPor el momento me queda la ilusión del "festival colmena" en donde veré a unos maravillosos islandeses, ¿Tu vas a ir?. Espero encontrarte pronto.
Saludos musicales
Live Forever
También me voy de caravana a ver a los islandeses maravilla. Todavía no me creo que vienen y yo voy. Gracias por pasar, vente el próximo año.
ResponderEliminarY si, nos vemos pronto.