In-a-gadda-da-vida, honey,
Don't you know that I love you?
Su padre venía de un historial familiar amplio y famoso. Todos los hombres Aubert eran estafadores de renombre y el hijo mayor de la última generación no era la excepción. Proveniente del remoto Valle de Barcelonette -debido al statusde forajido de su padre- el joven Jacques huyó en un barco de boinas con dirección a América, buscando aventuras y mucha pasta. Dados los vientos y la mala suerte el hijo de Don Salvador (nombre probablemente falso) terminó del otro lado de la costa en un camión de mojados. Asustado, Jacques despertó en el vehiculo al terminar su viaje en absinta-proporcionado por un presunto Armin- y en medio de maldiciones y ruegos en francés, lo acabaron tirando en medio del camino.
La polvareda rojiza parecía interminable, pero el intrépido primogénito decidió inspirarse en una cinta sin filmar. A la Paris-Texas caminó sin destino con la esperanza de encontrar la tierra prometida del dinero y la comida rápida (debió ser más específico con Dios, América as in USA nada de irse más pa’ abajo).
Finalmente una noche después de muchas llegó a un desolado pueblo bicicletero. A lo lejos vislumbró una serie de luces de colores y letras grandes de neón. De pronto, escuchó una voz que cambiaría su vida: “Vamos al Noa Noa Noa, Noa, Noa, Noa, Noa, Noa”. Aterrado pero aliviado de al fin encontrar gente (aunque fuera gentuza), Jacques fue corriendo al bar malamuertoso en busca de ayuda y reestablecimiento.
Desde que lo vio entrar con sus rizos medio rubios y sus ojos caídos y castaños JuanGa supo que su deber era ayudarle. Después de pedirle una cuota rechazada por el extranjero, el hijo pródigo de Ciudad Juárez le tendió la mano con alojamiento y comida gratuita. Jacques aceptó al la vez que maquinaba un plan a gran escala.
Un día de chillouteo en el Noa, Noa, Jacques le cambió al radio- durante el pre-show de JuanGa- y escuchó a “Los Bitles”. Políglota de concepción, el joven Aubert reconoció inmediatamente la pronunciación verdadera y se obsesionó con la banda. Pronto consiguió Abbey Roady notó el extraordinario parecido que tenía con George Harrison. A la par que trabajaba de burrito maker, se hizo de unos cuantos pesos, mismos que invirtió directito en unos jeans y camisa a juego acompañados de unas botas de construcción amarillas.
Gracias a su talento genético de estafador y actor shakesperiano, Jacques pronto se mimetizó en su héroe, encontrando un vehículo fantástico en su búsqueda de fama y fortuna del otro lado. Así, el falso Harrison iba y venía de California, se paseaba por los vestigios de comunas hippiesSan Franciscanas, recibía regalos y ovaciones de mujeres opiosas y vivía gratis cual starlet angelina.
La vida era fácil, muy fácil y hedonista. Hasta que sus dotes de parranda causaron más revuelo del convenido. El mismísimo Harrison se enteró de su doble californiano, lo que le provocó un ataque de pánico seguido por una persecución con intenciones de demanda.
Su padre venía de un historial familiar amplio y famoso. Todos los hombres Aubert eran estafadores de renombre y el hijo mayor de la última generación no era la excepción. Proveniente del remoto Valle de Barcelonette -debido al status
La polvareda rojiza parecía interminable, pero el intrépido primogénito decidió inspirarse en una cinta sin filmar. A la Paris-Texas caminó sin destino con la esperanza de encontrar la tierra prometida del dinero y la comida rápida (debió ser más específico con Dios, América as in USA nada de irse más pa’ abajo).
Finalmente una noche después de muchas llegó a un desolado pueblo bicicletero. A lo lejos vislumbró una serie de luces de colores y letras grandes de neón. De pronto, escuchó una voz que cambiaría su vida: “Vamos al Noa Noa Noa, Noa, Noa, Noa, Noa, Noa”. Aterrado pero aliviado de al fin encontrar gente (aunque fuera gentuza), Jacques fue corriendo al bar malamuertoso en busca de ayuda y reestablecimiento.
Desde que lo vio entrar con sus rizos medio rubios y sus ojos caídos y castaños JuanGa supo que su deber era ayudarle. Después de pedirle una cuota rechazada por el extranjero, el hijo pródigo de Ciudad Juárez le tendió la mano con alojamiento y comida gratuita. Jacques aceptó al la vez que maquinaba un plan a gran escala.
Un día de chillouteo en el Noa, Noa, Jacques le cambió al radio- durante el pre-show de JuanGa- y escuchó a “Los Bitles”. Políglota de concepción, el joven Aubert reconoció inmediatamente la pronunciación verdadera y se obsesionó con la banda. Pronto consiguió Abbey Road
Gracias a su talento genético de estafador y actor shakesperiano, Jacques pronto se mimetizó en su héroe, encontrando un vehículo fantástico en su búsqueda de fama y fortuna del otro lado. Así, el falso Harrison iba y venía de California, se paseaba por los vestigios de comunas hippies
La vida era fácil, muy fácil y hedonista. Hasta que sus dotes de parranda causaron
La memoria histórica -o instinto heredado de rufianes- le sirvió al falso tercer bitle, que huyó disfrazado de retache al desierto de las muertas (antes de que hubiera cementerio de chicas de maquila). Pero el pueblete simplemente no le divertía. Recorría las calles con nuevo look
Jacques circa 1969
De nuevo le vino una revelación. Gracias a sus aficiones varias –porque para ser un embaucador de pedigree hay que saber de todo- Jacques aprendió a jugar al básquet, a leer en español asuntos de interés político, estudiar leyes y lo más importante, entrar al cine gratis.
Gracias a sus coqueteos con Lucía, la inocente cajera de la sala de proyecciones de Avenida Juárez, Jacques pasaba sin costo alguno después de cantar la de “Picture yourself on a boat on a river…” y la haina caía rendida con descuento incluido. Gracias a las aventuras de Don Vito, el futuro licenciado hizo contacto con el Dr. Leary (brother de los tiempos de falso Harrison) y le hizo una oferta imposible de rechazar. El ingrediente secreto de la iluminación del “médico” sirvió como clave del nuevo proyectito del joven Aubert.
Jacques incorporó los ácidos de la felicidad a una receta de strudel de pera de su madre. La inocente rubia ahora estaba en otras dimensiones, tranquila al menos de haberle enseñado algo al hijo que le había sido de ayuda. Con la bendición de ultratumba de la madre, Jacques se puso a hacer pie
Pero de nuevo la justicia de la suerte mala perseguía a nuestro héroe. La policía local se enteró pronto del extranjero sin papeles, parecido al doble del cantante “ese de hace unos años” que ahora vendía pasteles con droga y extorsionaba a los socios del Noa, Noa. Con ganas de una tajada del mafioso,
Con pintita de buen estudiante del norte, llegó Jacques a vivir a un “depa” en Coyoacán, comer en comidas corridas y andar en camiones. Con todo y mucho dinero, el estafador-cada vez más experimentado- pretendía una vida sencilla mientras ensayaba el acento de chico listo junto con ojitos inocentes. El combo funcionó y pronto Jacques era “Luis” el valiente y de noche, el Don Corleone del merengue.
Así, el pastelero forajido de la justicia norteña pasaba los días por la Ciudad de la Esperanza (todavía la Ciudad de México), con costumbres de truhán mala persona. El hombre que lo había visto todo bajo diferentes sombreros empezaba a aburrirse. Tanto andar pretendiendo personajes lo llevaban a hacer cosas sumamente tediosas.
Uno de sus hábitos impuestos era ir a caminar al parque. Llevarse un libro de derecho o algo medio Kafkiano, platicar con quien se acercara y recibir sonrisas de viejitas, palmadas de compadres y risitas nerviosas de pubertas. Ese día no tenía muchas ganas, pero la perfección requiere trabajo, y aunque fuera un coñazo el “Licenciado” levantó las asentaderas y se dirigió al parquecito de siempre.
Pero esta visita no sería como el resto. Camino a su banquito blanco de siempre, Jacques escuchó una voz que lo hizo girarse y buscarla.
Sentada en sus cuclillas, una hermosa chica de cabello negro y grandes ojos color agua sucia platicaba elocuente con una Jacaranda. La bella Maria daba todo un discurso alrededor de la importancia de los crucigramas del domingo. Muy decidida, convencía a las flores moradas que llenar cuadritos con letras, era un mecanismo de salud mental para los ciudadanos del mundo.
Jacques se quedó sin habla. Recordó que traía consigo una rebanada de su nueva creación, pastel de fresas con sorpresa. Sin saber que hacer se acercó a la misteriosa chica. El le ofreció el pastel a lo que ella respondió: “¿De qué es?”, ante la respuesta dijo: “Bueno, me lo como pero tengo que avisarle”. Sin más, Maria dio un discurso fantástico sobre lo deliciosas que son las fresas y lo bien que hace comerlas, le pidió disculpas a aquellas contenidas en el hojaldre y le dio una gran mordida…
In-a-gadda-da-vida, baby,
Dont you know that Ill always be true?
“Cher op monky feis”- Luis
To be continued…
“Cher op monky feis”- Luis
To be continued…
ufff loved it, I really did!!! Me quede con sabor a fresas en la boca ja, claro que mi precario estado me impide consumirlas, creo q mañana me comprare un yogurt con intentos de sabor je.... un beso, miss ya
ResponderEliminarAPLAUSOS PERRA DESGRACIADA!!! MUY BONITO! ME GUSTO MUCHO!!
ResponderEliminarTQ!
hazme uno!
ResponderEliminarmmmmm.... continua ocn tu cuneto, parese interesante, aunque si podrioas maeter algo mas de acciones departe de neustro querido joven Aubert, redacta sus acciones, aslas lentas y esquisitas, describe como llegan sus genialidades asu mente, no se puedes mesclar de muchos autores o directore sd ecine, o tal ves describir sus miradas de maldad o su mentalidad de estafador como por ella pasan mile sd ecarriles electromentales para llegara l conclucion de como estafar un gran emprecsario, o algo asi... o bien describe como la chika que aparecio ase sus discursos fantasticos.... en fin aonctinua vas bien genial dira yo suerte.
ResponderEliminarGracias, gracias a todos por eso. La segunda parte de las aventuras de Jacques ya vienen, tuve que rectificar algunas cosas para tener material suficiente para otra entrega.
ResponderEliminarBesos seductros.