8 de marzo de 2010

Too much.


Recientemente fui a un antro más freson de lo acostumbrado. La verdad es que desde hace mucho tiempo voy más a fiestas y conciertos que a locales nocturnos. Como no estoy de acuerdo con la hora en que cierran ni con el precio del consumo alcohólico, prefiero las versiones de diversión antes mencionadas. Por eso se me había olvidado el ritual tan especial que implica la visita a cualquiera de ellos.

Pero ésta vez me invitó un adorado y viejo amigo, que si bien no coincide conmigo en cómo divertirse, sin lo hace en cuánto nos divertimos juntos. Fui a Don Quintín de la Condesa. Aunque la zona definitivamente ya no es lo que alguna vez fue, le tuve buena fé, y la verdad es que la compañía fue tan grata que pasé una excelente noche.

Sin embargo, hubo un episodio que no fue tan bueno. Nada bueno. Y que me ha puesto más de malas con los mierderos empresarios dueños de antros que nunca antes. Llegaron fabulosos amigos míos a alcanzarnos en la fiesta. Y uno de ellos no pudo pasar. Por que lo ves a un kilómetro de distancia, es Miss Chihuahua gay y llevaba sus preciosos ojos maquillados.

Los socios dijeron que era "too much". Y no hubo cómo. Estaban incluso dispuestos (el resto de sus amigos) a pagar cover (don't even get me started on that) y el equipo de seguridad les negó el paso, porque aquellos dieron órdenes muy claras.

So much for “en este establecimiento no se discrimina por motivos de raza, religión, orientación
sexual, condición física o socioeconómica ni por ningún otro motivo”. Don Quintín Condesa (y seguro todos los otros Quintines de la ciudad) están rompiendo la Ley para establecimientos mercantiles del Distrito Federal establecida en enero del año pasado.
Fuckers.

Ciérrenles el changarro.
P.S. Además de todo pendejos. Es common knowledge que un hombre con maquillaje glamorosea cualquier escenario. Si no, pregúntenle a Boy George, David Bowie, Brian Molko, Lady Gaga....

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