Mais sur la plage
Le soleil revient déjà
Passe le temps
Le cœur content
Reprends ses droits
Mis queridos e inconsolables lectores:
Su desdicha termina ahora. ¡Ya vine!
He pasado una semana maravillosa en Zihuatanejo. Estoy muy quemada color medio zanahoria. Estoy sumamente picoteada por mosquitos inclementes con mi alergia. Estoy un poquitín más pecosa. Y estoy muy de buenas, bueno más o menos. Como siempre.
Regresar de viaje es de hueva. Es cuando te acuerdas de todas las razones por las que te fuiste. Y tienes que volver a hacer, y pelear y hablar y todo lo demás que siempre haces, peleas y hablas cuando estás antes de irte. Estoy justamente en esas. Ya me peleé con mi incansable compañera de viajes -como era de esperarse- ya hablé con quienes no quería -y hoy habrá más, so rejoice- y empiezo a tener que hacer de nuevo.
Pero, that shouldn't be the point of my current writing. El punto es dar cuenta de una semana en la playa sin hacerla de gringa turista. O por lo menos eso pretendo. Veamos.
Con ustedes,
(fanfarrias) (locas) (fanfarrias)
Zihuatenjo en 5 breves, cortesía de la sin igual Seductra metida en su bata rosa y muy, muy emputada con el re-jodido frío de su heladísimo pueblo.
1. El Gringo Viejo. En Zihuatanejo resultó haber muchos gringos de avanzadas juventudes que pasan sus días y noches de ex-hippies hangouteando por los rincones el pueblito. Tenía más o menos una idea de lo anterior gracias a la larga (larguísima, la gente que vive en lugares chiquitos o que es medio solitaria habla demasiado) charla que mantuve con el dueño de un hotelito prospecto previo al vuelo. Del otro lado del teléfono me encontré con la voz de un gringo cuya esposa vive en la ciudad de México junto con los hijos, mientras que el hombre chacotea en su hotelito de cuatro bungalows malamuertoso. Lo vimos de camino a Playa la Ropa un día. Pero me dio miedo/pena acercarme porque finalmente no me hospedé con el.
Pero el Gringo viejo de esta historia no es ese. Es un tipo que tenía rentado el cuarto* de al lado en el hotel. Vive ahí desde hace mucho tiempo. Y es muy buen tipo. No habla mucho y siempre está solito. Se me hacía la panza un nudo cada vez que lo veía caminando con su camisa perfecta y planchadita como sin rumbo. Y sin amigos. No sé, chale. Todavía me parte la madre acordarme. A veces saca su lap a la mesita del patio y se pone a ver fotos de Alaska. Igual es de ahí. O igual no y a mí me gusta verle el lado más novelesco a aquello. Mi primera idea fue que es un asesino serial o un delincuente escondidito. Pero igual es un viudo, o un divorciado, o perdió la chamba o es un escritor prodigioso y yo de iletrada no lo reconocí.
2. La gata y el gatito. El Gringo viejo le decía "sweetie" y "kittie cat" a una gata muy linda que rondaba el hotel en diferentes horas. Le daba de comer lo que le sobraba de la cena, o bien le hacía un atún o algo similar, supongo. Era una gata de nariz rosa, que abría el hocico cuando maullaba pero no emitía sonidos. Igual era muda. O esa es al menos la hipótesis de Ms. Yellow. Tenía un bebé idéntico a ella y un novio grandote y blanco que se aparecía a veces. El bebé era muy bueno matando ratas. En Zihuatanejo hay muchos gatos. Gatos bien chidos todos.
3. La Sirena Gorda. En todos lados comimos abundantes y deliciosos mariscos. Probablemente uno de los mayores atractivos de ir a cualquier playa es comer eso. Porque se vale desayunar, comer y cenar mariscos y nunca, nunca, nunca te cansas. Comimos en coPtél, adentro de una piña, muy caros, muy razonables, poquitos, muchos, picosos, calientes y fríos. Pero los más memorables fueron en un lugar sumergido en mis recuerdos más felices. La Sirena Gorda es una de los restaurantes más populares de aquellos rumbos. Hace unos años abrieron una sucursal en Polanco. Desafortunadamente tronó (para la tristeza de todo el clan Escobar) sin que yo supiera de su antecesora guerrerense. Cuando me recomendaron que fuera, hicimos planes de ahorro toda la semana para hacerlo (si, que rotería la nuestra) y lo logramos. Y que bueno todo, y que lindo el lugar y que precioso concepto. Vayan. Ahora.
4. El Mar. Obvio. Pero el mar en cada playa de Zihuatanejo es diferente. La playa principal está re cochina, pero sin duda sumamente romanticona en sus dejos de puerto viejo de abuelos. Playa la Madera es la más oscura, es suave, húmeda y solitaria. Hay muchos pelícanos y patos. El agua te invita a que la nades. La Ropa es más chida, hay más gente y más vida. Está poca madre igual. Se llama así porque hace muchos años previos al desarrollo turístico, naufragó la Nao de China cerca de la bahía. El barco iba cargado de ropa de mencionadas tierras, misma que apareció al día siguiente sobre la arena para regocijo de los lugareños. Desde entonces se ganó su nombre. Y las Gatas. Se llega en barco. Te reciben como si fueras el Mesías con toditita tu lanota. Es una alberca que pica los pies y saca sonrisas largas. Además puedes irte de scuba diving. Pusieron un Cristo de "a mentis" en el "fondo" del mar para atraer turistas . Me ha parecido fabuloso.
5. La compañía, metafórica y literal. El Sol acompaña todo el día y se esfuerza por quemarte completito desde muy temprano. Pero no pica, ciertamente. El par de pies al lado por el muelle, por las losetas, adoquines, arenas, piedras y aguas frías. Gracias.
(Aplausos)
Me cagó la mujer que nos recibió en el hotel por que trataba de mierda a sus empleados. Y su hijita gorda me re cagó más. Ixtapa es como un Acapulquillo. Conocimos a un freak que se hace llamar Mar que nos quería ligar y poner pedas en "El Alebrije"(ja). No compamos nada. Porque todo lo venden a precios de gringo y nosotras somos rojillas y pobres.
Llegamos a conclusiones como: "Güey, somos Newton", "Es la nueva teoría de los medios, pendeja", "Los drogadictos son socialmente respetados. No como tolerados nada más, sino, temidos chido" y "Es el más largo de todos, por eso Flanders es chistoso, güey!". Lo anterior es sumamente local, pero es mi blog y ni pedo.
Interjet ahora usa una pantallita para que veas el despegue y aterrizaje. Me emocioné mucho.
Tal vez después lo desarrolle a mayor profundidad. Pero llegué a la conclusión de que la gente viaja para crearse un patrimonio emocional. Inviertes en tus futuros y alegres recuerdos. Y les das un escenario precioso. Por eso nos gusta ir de viaje. Porque estamos creándonos memoria nueva.
A l'horizon s'offre pour moi
Mieux qu'un mirage
Une plage retrouvée
Mieux qu'un mirage
C'est la plage ensoleillée.
Un beso saleroso.
Bye.
*¿Es naquísimo decir cuarto? ¿Es cierto que debe decirse habitación a huevo?