20 de abril de 2011
Just like Heaven
Me gustan las comedias románticas. No voy a decir que "las he visto todas" o "soy súper fan" pero no puedo negar que si me encuentro una película con pinta de pertenecer al bonito género, la veo de principio a fin. Así me he soplado un poco de todo, desde las más chafas hasta las verdaderas joyas del género. De estas últimas, creo que puedo presumir de haber visto la colección completa de Julia Roberts y Meg Ryan, las reinas indudables de mi generación.
Verán entonces la importancia que le doy a todo el asunto. Como miles de chicas de mi edad (más grandes y chicas también) soñé con enamorarme del tipo más equivocado en Paris, cantar plegarias con mi mejor amigo gay y todos los asistentes a una rehearsal diner, creí en la posibilidad de enamorarme por correo electrónico, confesé mi amor una noche lluviosa a la "I'm just a girl, standing in front of a boy..." aprendí a hablar como Billy Cristal diciendo paprikash y contemplé la posibilidad de ser una novia de Junio en el Plaza de Manhattan.
De cine de autor no se vive, el entretenimiento sencillo, chistosito y fantasioso de simpáticas mujeres enamorándose de hombres inexistentes, por mindless y mentiroso que sea, es necesario. Entonces, yo quiero mis buenas comedias románticas. Y ya no hay. O son demasiado comedias o son demasiado románticas.
Y más allá de las tramas (que no es excusa, Four weddings and a Funeral, Love Actually y About a Boy son fabulosas) que puede perdonárseles la calidad, lo que me hace falta son los personajes.
Extraño a Stanley Tucci de complemento al héroe guapo, despistado e incorrecto, la risa (LA RISA) hermosísima, contagiosa de Julia, la melena de Meg, un prince charming de pelo entrecano con voz suavecita como la de Richard Gere... y nada.
Puras películas malas, olvidables, cínicamente formuláicas (engáñame Hollywood, un poco, un poquito más) sin alma, de pésima producción. Ya no me entero de los estrenos porque no fallan en decepcionarme. Me duele, así que opto por la negación, veo repeticiones, recuerdo los guiones que me hicieron nudos en las tripas durante mi adolescencia, esperando siempre...
Anne Hathaway, Kate Hudson, háganmela buena. Traten, aunque sea con mucho trabajo de convertirse en mi nueva Julia. Quiero sentirme ustedes y querer serlo en 90 minutos porfavor.
Las mujeres como yo necesitamos -más de lo que pensé nunca-, llenarnos el corazón con pendejadas.
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